domingo, 22 de agosto de 2010

El perjurio de la nieve

...Cuando salí al jardín, Oribe no estaba. El patrón apareció en una puerta; le pregunté si lo había visto.
-No- gritó Oribe , desde lo alto- Nadie me ha visto. - Y continuó sin ningún pudor-: Estoy aquí, en el árbol. Yo siempre me trepo a un árbol cuando quiero pensar.
Ese mismo día, al anochecer, conversábamos con algunos viajantes y con el Delegado. Oribe oarecía interesado en la conversación. De pronto empieza a dar signos de creciente impaciencia y, por fin, corre hacia el interior de la casa.
La persona que hablaba olvida lo que estaba diciendo; los demás pretendemos disimular nuestro asombro. Oribe vuelve; su rostro expresa la beatitud del alivio. Le pregunto por qué se ha ido.
-Por nada- responde con ingenua tranquilidad-. Fui a ver una silla. No recordaba cómo eran las sill
as.

martes, 3 de agosto de 2010