domingo, 3 de mayo de 2015

Hace mucho que no te escribo, perdoname.
Y no es que no piense en vos, te pienso todos los días.
Pero, sin querer o demasiado a propósito, en todo este tiempo no me hice del espacio (ni de las ganas) para preguntarte como estás, que pensás y entre qué calles andás. 
Pero hoy, que la luna brilla como hace tiempo no lo hacía, y el frío del impostergable invierno se hizo sentir, decidí que era una buena noche para retomar nuestras charlas.
Quisiera contarte muchas cosas, pero no sé si las vas a querer escuchar. 
Me propuse volver a encontrarte y sentirte. Decidí brindarme del tiempo necesario para desplegar todo el abanico de palabras que siempre me hicieron tan bien. 
También decidí que quiero compartirte mis alegrías, mis contradicciones, mis felicidades y mis logros.

Es decir, decidí que me quiero volver a encontrar.