miércoles, 27 de octubre de 2010

Pienso que me adora una y me quiere otra y después nadie me adora y yo adoro a todos pero no adoro a nadie. Y hablo con todos pero nadie me oye y siento a todos y no siento a nadie. Y estoy rodeada de gente pero estoy sola. Necesito entonces, salir del bullicio, y me voy. Me voy pero mis pies no se mueven, se va mi alma y se queda el cuerpo; un cuerpo vacío, hueco, que está presente, sin vida porque el alma se fue. Se fue el alma a sentarse sola, en medio del parque; se fue el alma a pensar en todo y en nadie, a sentir lo mismo que en el cuerpo. Me rodea confianza, pero desconfío de ella. Y mi mejor amiga es mi enemiga que se va con mis compañeros; y yo sonrío, sonrío por fuera, mas no por dentro, y mi sonrisa, en los labios del rostro, es una lágrima seca y hueca en los ojos del alma. Pero sigo así, no, no puede pensar en todos, ni sentir a todos ni hablar a todos porque no pienso, no siento, ni hablo a nadie ni en nadie.

Graciela Pernas Martino

sábado, 23 de octubre de 2010

Una casa con diez pinos.


Ya no aguanto más, no aguanto más vivir en la ciudad, sólo humo y soledad, nada más que respirar. Nunca mas en la ciudad, no hay preguntas que hacer, una simple reflexión solo se puede elegir, olvidarse o resistir, para lograr y conseguir prestigio en la ciudad, dinero y nada mas. Sin tiempo de observar un jardín bajo el sol antes de morir. Un jardín y mis amigos no se pueden comparar con el ruido infernal de esta guerra de ambición. Para ganar o empatar prefiero sonreír, mirar adentro de mi, fumar o dibujar... para que complicar.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Extraño tu mirada.
Extraño tu risa y mucho más, tu sonrisa.
Extraño tu olor a pucho.
Extraño que me hagas escuchar canciones que de ninguna otra manera escucharía.
Extraño tu cresta.
Extraño tus días de mal humor.
Extraño que camines tan rápido.
Extraño tus críticas poco constructivas.
Extraño tu 75, 50 o tu 1%... me da igual.
Extraño que no me contestes los mensajes y me dejes colgada.
Extraño tus letras, tus frases, tus dibujos y tus mensajes de texto con faltas de ortografía.
Extraño esos comentarios tan fuera de lugar y esas conclusiones tan ilógicas.
Extraño tus besos en la oreja.
Extraño tu collar, tu chalina.
Extraño discutir con vos.
Extraño que me citriques todo.
Extraño tu rechazo.
Extraño que me cargues por ser tan enana y por caminar tan lento.
Extraño tus besos y tus abrazos.
Extraño que me hables, que me extrañes, que me ames.
Extraño ser parte de tu vida. Extraño que seas parte de la mía.

Te extraño a vos, con tu histeria incluida, porque eso es lo que sos y eso es lo que amo.

viernes, 15 de octubre de 2010

domingo, 10 de octubre de 2010

Sería más fácil dejarse arrastrar por la corriente y sumergirse en el mar de la mediocridad y la falta de ideales. Sí, realmente sería más fácil. Y entonces por qué no. Total nadie espera nada de mí; nadie a decir verdad, me tiene tanta fe. Y sin embargo, me rehuso a hacerlo. Siempre, de alguna manera, logro escaparme y cruzar de vereda. Siempre logro salirme con la mía, aunque no quiera.
Capaz ya me sumergí y no me di cuenta. Y todo lo que hago, es lo que hacen todos. Todos los que están - estamos - envueltos en la triste oscuridad del universo que nos toca crear. Quizás, ya no pienso, los demás lo hacen por mí. Tal vez todos estos pensamientos en realidad, son mera copia del algún mensaje que escuché decir a alguien alguna vez. Me puedo quedar tranquila; soy una más del montón.








¿Por qué me siento tan mal?

martes, 5 de octubre de 2010

Catársis

Por qué vivimos pendiente de lo que nos rodea, cuando en realidad todo pasa por uno mismo.
Por qué nos pasamos la vida buscando explicaciones a cosas que no las tienen.
Por qué decimos que ya fue, ya no hay nada que hacer, cuando todavía estamos acá. Cuando todavía todos están acá.
Por qué malgastamos nuestro tiempo pensando en el mañana cuando aún es hoy; un día que no se volver a repetir ni en esta semana, ni este mes, ni en este año, ni en esta vida, ni siquiera en este universo.
Por qué nos olvidamos del por qué de nuestras vidas y nos sumergimos en un mar de mediocridad, olvidando lo esencial de la existencia.
Por qué perdemos la fe, el amor y la esperanza cuando las cosas no salen como las planeamos, en lugar de hacerlos más profundos.
Por qué dejamos ir a personas que valen la pena. Por qué nos dejamos ir.
Por qué seguimos preocupándonos por cosas sin importancia en vez de valorar lo que tenemos.
Por qué queremos ir siempre más allá, cuando todo está en frente de nuestros ojos.
Por qué nos preocupamos tanto por el afuera cuando todo lo que necesitamos está dentro nuestro.
Por qué nos atamos a la realidad, cuando podemos volar libremente por la verdad.
Por qué huimos de los sentimientos y dejamos que la cobardía maneje nuestras vidas.
Por qué nos preguntamos el por qué de todo, en vez de dejar que las cosas sigan su curso. Las cosas van a ser como tienen que ser, sepamos o no sus causas, justificaciones o consecuencias.
Por qué nos tenemos que limitar a existir, cuando merecemos estar vivos.
Por qué nos atascamos al pasado, sabiendo que los segundos corren y las agujas del reloj siguen, irremediablemente, marcando las horas.
Por qué contamos los días que faltan para, en vez de disfrutar el ahora, el presente, el hoy.
Por qué tenemos tanto miedo de amar, de sentir, de vivir. ¿A qué le tememos tanto?
Por qué nos complicamos tanto, cuando las cosas son tan simples.
Por qué pasamos ante un gran edificio, un enorme árbol o una hermosa flor y aún así no encontramos la fe. Por qué no nos conmueve lo que nos rodea.
Por qué no podemos ser todo lo que quisiéramos ser, y nos conformamos con una pobre versión de nosotros mismos.
Por qué hablamos, por qué gritamos, por qué callamos.
¿Por qué todo tiene que tener un por qué?
Por qué, aún teniendo todo lo que podemos desear, nos sentimos vacíos, incompletos, infelices. ¿Por qué tenemos miedo de ser felices?
Por qué nos preocupamos por el que dirán, por lo que piensan los demás, por lo que los demás esperan de uno. Así es como nos vamos perdiendo entre la multitud de gente que no sabe a dónde ir, y nos olvidamos de quienes somos realmente.
Por qué no existen palabras que expresen lo que sentimos. Por qué existen tantas palabras sin sentido.
Por qué algunas personas abandonan a otras.
Por qué escribo esto, si en realidad, creo que no tiene sentido.
Por qué creo, y a la vez no lo hago.
Por qué no puedo transformar las palabras en acciones, en formas de vida.
Por qué me dieron la capacidad de amar y no me dieron a quien.
Por qué me contradigo en lo que digo, si en realidad lo que pienso es mucho más simple.
Por qué sigo buscándole respuestas a preguntas sin sentido. Por qué sigo buscando respuestas.
Por qué sigo esperando que pase algo. Por qué sigo esperándolo.
Por qué no digo lo que pienso, lo que opino, lo que siento.
Por qué me siento tan mediocre si esto es lo que soy.
Por qué no me gusta ser así y por qué intento cambiar todo el tiempo, ser otra cosa, cuando haciéndolo afirmo más todavía mi personalidad.
Por qué tengo la ilusión de que alguien encuentre las respuestas a mis preguntas, cuando ellas están - justo y sólo - al lado de las incógnitas, muy adentro mío.
Por qué tengo la maldita manía de complicarme la existencia. (Creo que me encanta ser así)