domingo, 12 de diciembre de 2010


Ya lo decidí: voy a plantar un árbol.


No sé cual, ni donde. Pero voy a plantar uno.

lunes, 6 de diciembre de 2010



Me deseo un feliz cumpleaños.

viernes, 5 de noviembre de 2010


¿He perdido la cabeza? - Preguntó el Sombrerero.
Me temo que sí... te has vuelto completamente loco - Respondió Alicia. Y luego continuó: - Pero, ¿Quieres que te diga un secreto? Las mejores personas lo están.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Pienso que me adora una y me quiere otra y después nadie me adora y yo adoro a todos pero no adoro a nadie. Y hablo con todos pero nadie me oye y siento a todos y no siento a nadie. Y estoy rodeada de gente pero estoy sola. Necesito entonces, salir del bullicio, y me voy. Me voy pero mis pies no se mueven, se va mi alma y se queda el cuerpo; un cuerpo vacío, hueco, que está presente, sin vida porque el alma se fue. Se fue el alma a sentarse sola, en medio del parque; se fue el alma a pensar en todo y en nadie, a sentir lo mismo que en el cuerpo. Me rodea confianza, pero desconfío de ella. Y mi mejor amiga es mi enemiga que se va con mis compañeros; y yo sonrío, sonrío por fuera, mas no por dentro, y mi sonrisa, en los labios del rostro, es una lágrima seca y hueca en los ojos del alma. Pero sigo así, no, no puede pensar en todos, ni sentir a todos ni hablar a todos porque no pienso, no siento, ni hablo a nadie ni en nadie.

Graciela Pernas Martino

sábado, 23 de octubre de 2010

Una casa con diez pinos.


Ya no aguanto más, no aguanto más vivir en la ciudad, sólo humo y soledad, nada más que respirar. Nunca mas en la ciudad, no hay preguntas que hacer, una simple reflexión solo se puede elegir, olvidarse o resistir, para lograr y conseguir prestigio en la ciudad, dinero y nada mas. Sin tiempo de observar un jardín bajo el sol antes de morir. Un jardín y mis amigos no se pueden comparar con el ruido infernal de esta guerra de ambición. Para ganar o empatar prefiero sonreír, mirar adentro de mi, fumar o dibujar... para que complicar.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Extraño tu mirada.
Extraño tu risa y mucho más, tu sonrisa.
Extraño tu olor a pucho.
Extraño que me hagas escuchar canciones que de ninguna otra manera escucharía.
Extraño tu cresta.
Extraño tus días de mal humor.
Extraño que camines tan rápido.
Extraño tus críticas poco constructivas.
Extraño tu 75, 50 o tu 1%... me da igual.
Extraño que no me contestes los mensajes y me dejes colgada.
Extraño tus letras, tus frases, tus dibujos y tus mensajes de texto con faltas de ortografía.
Extraño esos comentarios tan fuera de lugar y esas conclusiones tan ilógicas.
Extraño tus besos en la oreja.
Extraño tu collar, tu chalina.
Extraño discutir con vos.
Extraño que me citriques todo.
Extraño tu rechazo.
Extraño que me cargues por ser tan enana y por caminar tan lento.
Extraño tus besos y tus abrazos.
Extraño que me hables, que me extrañes, que me ames.
Extraño ser parte de tu vida. Extraño que seas parte de la mía.

Te extraño a vos, con tu histeria incluida, porque eso es lo que sos y eso es lo que amo.

viernes, 15 de octubre de 2010

domingo, 10 de octubre de 2010

Sería más fácil dejarse arrastrar por la corriente y sumergirse en el mar de la mediocridad y la falta de ideales. Sí, realmente sería más fácil. Y entonces por qué no. Total nadie espera nada de mí; nadie a decir verdad, me tiene tanta fe. Y sin embargo, me rehuso a hacerlo. Siempre, de alguna manera, logro escaparme y cruzar de vereda. Siempre logro salirme con la mía, aunque no quiera.
Capaz ya me sumergí y no me di cuenta. Y todo lo que hago, es lo que hacen todos. Todos los que están - estamos - envueltos en la triste oscuridad del universo que nos toca crear. Quizás, ya no pienso, los demás lo hacen por mí. Tal vez todos estos pensamientos en realidad, son mera copia del algún mensaje que escuché decir a alguien alguna vez. Me puedo quedar tranquila; soy una más del montón.








¿Por qué me siento tan mal?

martes, 5 de octubre de 2010

Catársis

Por qué vivimos pendiente de lo que nos rodea, cuando en realidad todo pasa por uno mismo.
Por qué nos pasamos la vida buscando explicaciones a cosas que no las tienen.
Por qué decimos que ya fue, ya no hay nada que hacer, cuando todavía estamos acá. Cuando todavía todos están acá.
Por qué malgastamos nuestro tiempo pensando en el mañana cuando aún es hoy; un día que no se volver a repetir ni en esta semana, ni este mes, ni en este año, ni en esta vida, ni siquiera en este universo.
Por qué nos olvidamos del por qué de nuestras vidas y nos sumergimos en un mar de mediocridad, olvidando lo esencial de la existencia.
Por qué perdemos la fe, el amor y la esperanza cuando las cosas no salen como las planeamos, en lugar de hacerlos más profundos.
Por qué dejamos ir a personas que valen la pena. Por qué nos dejamos ir.
Por qué seguimos preocupándonos por cosas sin importancia en vez de valorar lo que tenemos.
Por qué queremos ir siempre más allá, cuando todo está en frente de nuestros ojos.
Por qué nos preocupamos tanto por el afuera cuando todo lo que necesitamos está dentro nuestro.
Por qué nos atamos a la realidad, cuando podemos volar libremente por la verdad.
Por qué huimos de los sentimientos y dejamos que la cobardía maneje nuestras vidas.
Por qué nos preguntamos el por qué de todo, en vez de dejar que las cosas sigan su curso. Las cosas van a ser como tienen que ser, sepamos o no sus causas, justificaciones o consecuencias.
Por qué nos tenemos que limitar a existir, cuando merecemos estar vivos.
Por qué nos atascamos al pasado, sabiendo que los segundos corren y las agujas del reloj siguen, irremediablemente, marcando las horas.
Por qué contamos los días que faltan para, en vez de disfrutar el ahora, el presente, el hoy.
Por qué tenemos tanto miedo de amar, de sentir, de vivir. ¿A qué le tememos tanto?
Por qué nos complicamos tanto, cuando las cosas son tan simples.
Por qué pasamos ante un gran edificio, un enorme árbol o una hermosa flor y aún así no encontramos la fe. Por qué no nos conmueve lo que nos rodea.
Por qué no podemos ser todo lo que quisiéramos ser, y nos conformamos con una pobre versión de nosotros mismos.
Por qué hablamos, por qué gritamos, por qué callamos.
¿Por qué todo tiene que tener un por qué?
Por qué, aún teniendo todo lo que podemos desear, nos sentimos vacíos, incompletos, infelices. ¿Por qué tenemos miedo de ser felices?
Por qué nos preocupamos por el que dirán, por lo que piensan los demás, por lo que los demás esperan de uno. Así es como nos vamos perdiendo entre la multitud de gente que no sabe a dónde ir, y nos olvidamos de quienes somos realmente.
Por qué no existen palabras que expresen lo que sentimos. Por qué existen tantas palabras sin sentido.
Por qué algunas personas abandonan a otras.
Por qué escribo esto, si en realidad, creo que no tiene sentido.
Por qué creo, y a la vez no lo hago.
Por qué no puedo transformar las palabras en acciones, en formas de vida.
Por qué me dieron la capacidad de amar y no me dieron a quien.
Por qué me contradigo en lo que digo, si en realidad lo que pienso es mucho más simple.
Por qué sigo buscándole respuestas a preguntas sin sentido. Por qué sigo buscando respuestas.
Por qué sigo esperando que pase algo. Por qué sigo esperándolo.
Por qué no digo lo que pienso, lo que opino, lo que siento.
Por qué me siento tan mediocre si esto es lo que soy.
Por qué no me gusta ser así y por qué intento cambiar todo el tiempo, ser otra cosa, cuando haciéndolo afirmo más todavía mi personalidad.
Por qué tengo la ilusión de que alguien encuentre las respuestas a mis preguntas, cuando ellas están - justo y sólo - al lado de las incógnitas, muy adentro mío.
Por qué tengo la maldita manía de complicarme la existencia. (Creo que me encanta ser así)

domingo, 26 de septiembre de 2010

Mi mejor amiga.

La que me acompaña siempre. En todo momento, en todo lugar, cada minuto que pasa, cada hora que marcan las agujas del reloj.
La que tiene las palabras exactas para hacerme sonreír, para hacerme llorar, o ambas al mismo tiempo.
A la única que quiero tener cerca cuando quiero estar sola.
La que, aunque no lo pida, siempre está presente. Porque aunque no lo exprese en palabras (a veces porque no quiero, a veces porque no puedo), es lo que necesito. Es lo que me hace falta. La que - aunque sea de manera efímera- llena el vacío que las circunstancias de la vida dejan en mí.
La que me transporta a un mundo paralelo, una realidad aparte, una especie de paraíso terrenal que sólo puedo conocer a través de sus palabras.
La que me empuja a vivir todos los días con un poco más de... ¿alegría?. La que le da sentido a mi existencia.
La que me acompaña en los momentos más difíciles, más complicados (y en los mejores también).
La que, cuando parece que el mundo se viene abajo y no hay nada que me salve, está para recordarme que hay algo porque seguir luchando.
La que está allí.
La que dice las cosas que yo no puedo o que no me atrevo a decir, la que puede describir lo que pienso, lo que siento, lo que imagino, incluso más que yo misma. Porque actúa como un espejo, donde me reflejo tal como soy, incluso con aquello que con mucho esfuerzo trato de ocultar.
Porque en ella encuentro la paz que el mundo exterior no me sabe dar. La paz que en el afuera no logro conseguir.
Porque ella puede expresar en frases coherentes lo que en mi cabeza es un laberinto, un sopa de letras imposible de resolver.
Porque ella dice las cosas que yo, por miedo, por mediocridad, por cobardía no me atrevo ni siquiera a pensar.
Porque en ella descubrí, con el tiempo, que puedo encontrar la salida a mi agobio existencial. Porque ella es capaz de penetrar en lo más profundo de mi alma, y encontrar el más profundo secreto, el más oscuro pensamiento o hasta el más humillante sentimiento. Y así quedo indefensa, frágil, libre.
Al fin, libre.


Mi mejor amiga; la música.

viernes, 3 de septiembre de 2010

El movimiento, ocupación de sitios distintos en instantes distintos, es inconcebible sin tiempo; asimismo lo es la inmovilidad, ocupación de un mismo lugar en distintos puntos de tiempo. ¿Cómo pude no sentir que la eternidad, anhelada con amor por tantos poetas, es un artificio espléndido que nos libra, siquiera de manera fugaz, de la intolerable opresión de lo sucesivo?

Jorge Luis Borges.

domingo, 22 de agosto de 2010

El perjurio de la nieve

...Cuando salí al jardín, Oribe no estaba. El patrón apareció en una puerta; le pregunté si lo había visto.
-No- gritó Oribe , desde lo alto- Nadie me ha visto. - Y continuó sin ningún pudor-: Estoy aquí, en el árbol. Yo siempre me trepo a un árbol cuando quiero pensar.
Ese mismo día, al anochecer, conversábamos con algunos viajantes y con el Delegado. Oribe oarecía interesado en la conversación. De pronto empieza a dar signos de creciente impaciencia y, por fin, corre hacia el interior de la casa.
La persona que hablaba olvida lo que estaba diciendo; los demás pretendemos disimular nuestro asombro. Oribe vuelve; su rostro expresa la beatitud del alivio. Le pregunto por qué se ha ido.
-Por nada- responde con ingenua tranquilidad-. Fui a ver una silla. No recordaba cómo eran las sill
as.

martes, 3 de agosto de 2010

miércoles, 7 de julio de 2010

Ni de un lado ni del otro.

A veces me pongo a reflexionar, y me pregunto: ¿Qué es lo que me motiva a levantarme todos los días y salir a la vida? Y descubro que la respuesta es nada. Nada hay en este mundo que me empuje para seguir adelante, nada ni nadie que me ayude a seguir. Y sin embargo sigo acá, viva, o eso es lo que me hago creer... No entiendo por qué. Lo pienso un poco más y descubro que sí lo entiendo. Qué si lo sé. De la misma manera que no hay nada que me motiva a vivir, no hay nada, tampoco, que me motive a morir. Quizás, sólo quizás, la realidad no es que no halla nada que me motive sino que hay demasiadas cosas que lo hacen. Tengo demasiados motivos para vivir, asi como también muchos para morir. Entonces, me tambaleo en la fina cuerda en la cima del precipio. Vivo en una calma constante donde no existe la paz. Existo por costumbre, por facilidad, por mediocriedad, por cobardía. No vivo, existo sólo por el hecho de haber nacido. Ya estoy adentro, y lo más facil es quedarme así, aunque eso siginifica pasar por la vida sin gloria ni pena, dando una vuelta sin destino fijo. Esta soy yo, esta es mi realidad. No tengo pasiones ni motivaciones. Sólo respiro, y para estar vivo no alcanza con respirar.

martes, 15 de junio de 2010


Y va a llegar ese día en que se desvanezcan tus alegrías
y esa llamita que, apenas, sos
se extinga y de ella no quede nada,
ni la pregunta de cómo hiciste para aguantar
y gastar tu vida entre todos tus venenos
y los temores que te rendían


Ciudad Baigón

miércoles, 9 de junio de 2010



La buena felicidad dicen que no se nota.

martes, 8 de junio de 2010

Invitación al delirio




Lalalalalalalalala.
Quiero ser libre.
Quiero sentir.
Quiero vivir.
Quiero, creo.

¿Quiero?

domingo, 6 de junio de 2010

Welcome to the jungle


You can have anything you want


We take it day by day. If you want it you're gonna bleed, but it's the price you pay




And when you're high you never, ever want to come down, so down, so down, so down.


sábado, 8 de mayo de 2010

domingo, 11 de abril de 2010

Es así.

Caminar. Trotar. Correr. Murmurar. Hablar. Gritar. Dormir. Soñar. Ir al colegio. Vacaciones. Ser educada. Agradecer. Perdonar. Pedir perdón. Madrugar. Llorar. Reír. Llorar de la risa. Enojarse. Pelear. Despedidas. Reencuentros. Situaciones incómodas. Las preguntas capciosas. El doble sentido. El pensamiento lateral. Obligaciones. Matemática. El buen comportamiento. La indesición. El ego. El egoísmo. La confianza. El aburrimiento. Emborracharse. Drogarse. La rutina. La familia. Los amigos. Enamorarse. El sufrimiento. El qué dirán. La desfachatez. El calentamiento global. La televisión. El sexo. La crisis mundial. Sequías. Inundaciones. Terremotos. Tsunamis. El terrorismo. Los accidentes. La muerte. Estudiar. Tener vida social. No tenerla. Mentir. Mentirse. Tener ideologías. Seguir el instinto. Romper las reglas. El anarquismo. Revolución. Vivir. No vivir. Morir. ¿La vida después de la muerte?.

Son muchos pensamiento para una sola cosa; estoy algo cansado de vivir, en realidad.

sábado, 10 de abril de 2010

viernes, 9 de abril de 2010

Amanecer


"Nada parecía real y eso dificultaba mucho seguir en la brecha.
Seguí empujando contra la oscuridad aunque era ya casi un acto reflejo. Ya no intentaba apartarla, sino simplemente aguantarla, para no dejar que me aplastara por completo. Yo no era el gigante Atlas y la oscuridad parecía tan pesada como la bóveda celeste. No era capaz de echármela a los hombros. Todo cuanto podía hacer era impedir que acabara conmigo por completo.
Este era un tipo de patrón que se había aplicado a toda mi vida; nunca había sido lo bastante fuerte para enfrentar las cosas que estaban fuera de control, como atacar a mis enemigos o superarlos o evitar el dolor. Siempre débil y humana. La única cosa que había conseguido era seguir adelante. Soportarlo todo. Sobrevivir. Hasta ahora había sido suficiente."

La felicidad está en el Sol.