domingo, 23 de marzo de 2014

Me pediste que te dijera algo y no te pude decir nada.Cómo te explico lo que siento si las palabras no me alcanzan para describir todo lo que me pasa por dentro. 
Insististe un poco más y yo sentí cómo la garganta se me iba cerrando y las palabras se quedaban atascadas en la boca de mi estómago. 
Finalmente tragué saliva y rogué para que mis ojos y los tuyos hablaran el mismo idioma. 
Creo que funcionó. 
Y tu abrazo fue el placebo que necesitaba.

Sin tan solo aprendiera a abrazar a mi misma.

sábado, 1 de marzo de 2014

Otra vez el miedo. Otra vez la incertidumbre, el dolor. 
Acechándonos la desconfianza, la oscuridad, el dolor.
Otra vez el miedo a ser. Ser en plenitud. Ser feliz. Ser. 
La mágica sensación de lo que puede ser, de lo que fue. 
Se pierden en murmullos tímidos los gritos del alma, 
que arranca
se mueve
y habita.
Encuentros y desencuentros que se (con)funden en la continuidad eterna 
de la vida
del sol
y del universo.
Y allá fuera, la paz sincera, el amor libre, la libertad enquistada.
Dentro, la nebulosa
el frío desierto
un cielo marrón.
Estoy esperando que el mundo me encuentre nuevamente 
con estas ganas de nacer que amanecen cada día
en cada minuto
fuera de la frágil existencia que me rodea.

El lugar más hermoso del mundo

En el lugar más hermoso del mundo habitan muchos corazones. Corazones que sienten, laten y sangran. Corazones que se conocen, encuentran y descubren entre chapas y colores que nos recuerdan constantemente la cantidad de mundos que llevamos adentro. Corazones que entristecen cuando a veces, una pena les desarma las ganas de seguir luchando. (Pero al fin al cabo, son corazones fuertes)
Hay corazones pequeños, grandes y medianos. Hay corazones gordos, delgados. Tímidos y alegres. Melancólicos y ansiosos. Simpáticos y sensibles. Son corazones que bailan de alegría cuando unas manitos se alzan al cielo en busca de otros dedos que se fundan en esa conexión infinita de los cuerpos, o cuando unos brazitos se expanden al sol buscando el abrazo que engrandece las almas. Corazones que transitan juntos este camino de barro, escombros y asfalto. Son corazones que sobre todo aman, en el sentido más revolucionario e ingenuo del sentimiento. Ese amor que nos permite soñar -y crear- otros mundos, otras realidades, nuevas formas de relacionarnos, sentirnos y pensarnos. Son corazones que sueñan despiertos porque saben que la única manera de seguir avanzando es luchar por lo que creen.
En el lugar más hermoso del mundo se inventan nuevas formas y se imaginan nuevos colores; es el lugar donde los sueños se transforman en caricias, sonrisas y algún que otro abrazo que expande las alas.
Y es el lugar más hermoso del mundo no porque así lo determinan de afuera, los que están en la tele o en los diarios. Es el lugar más hermoso del mundo porque allí se despliega toda la hermosura de nuestras convicciones, utopías y anhelos en una construcción colectiva y sincera que encuentra sus cimientos en los sentimientos más puros de responsabilidad, compromiso y confianza. Es el lugar más hermoso del mundo cuando por las tardes ese pequeño rinconcito -nuestro rinconcito- se llena de risas estridentes y una taza de té nos abriga el alma. Y es el lugar más hermoso del mundo porque está hecho de cuentos y de historias; de vidas que se descubrieron entre los espirales de la vida y decidieron construir juntas, una al lado de la otra, juntitas, para paliar un poco el frío del mundo de los cálculos y las estrategias que acecha afuera. Y es el lugar más hermoso del mundo porque es la imagen viva y real de que las cosas pueden ser cambiadas; es la vida soñando y siendo soñada y es el latido incesante de los corazones de lxs incansables luchadorxs que lo habitan.


Y acá estamos, luchando para que cada corazón encuentre su lugar más hermoso del mundo.


¡A seguir soñando!