lunes, 25 de julio de 2016

Todo lo que nunca vas a saber

Yo se bien que vos
no te morís por mi 
(¡y por supuesto que está bien así!)
y no se, siquiera
si en verdad a veces
me recordás 
me extrañás 
o si al menos, de vez en cuando
me deseás.

No se tampoco que pensás
(ni quiero saberlo)
todas esas mañanas siguientes
cuando me abrazás y te vas
y yo me quedo 
pensando
cuando será el próximo momento adecuado
-para vos -
porque resulta que para mí suele serlo a menudo
en que me atreva a pedirte, otra vez,
que me invites a un helado
a una birra
o a que compartamos la soledad de tu cuarto
y a que, por si acaso, callemos entre gemidos
lo que nunca, pero nunca,
nos atrevimos a decir. 

Y aunque yo estoy bien segura
de que no muero en vos
ni por vos
que todo amanecer trae consigo un motivo para reír
y que toda luna con vos para mi está bien;
igual quisiera que sepas
pero sólo que sepas
por si acaso algún día te interesa:

Que te pienso
te extraño
te deseo 
y te espero sin desesperar.

Que me encanta dormir entre tus brazos
y apoyar mi cabeza en tu pecho,
acariciarte el pelo
o cualquier otra parte de tu cuerpo que sea de tu preferencia. 

Que me gusta verte dormir a mi lado 
gozar con vos
en vos
que me goces
gozarte
o que es lo mismo, sentirnos cerca.

Que -por si aun no te diste cuenta-
sos para mí
una fuente inagotable de placeres
y que creo que es un buen plan
entregarme y perderme en ellos
por completo
de vez en cuando.

Que me gusta tu risa
y que me hagas reír 
(y el misterio de cómo hacés para lograrlo siempre)
que tus silencios me conmueven y desesperan por partes iguales
y que tu mirada me reconforta,
excepto cuando me descubrís
contemplando la belleza de tu simpleza
(porque eso me da mucha vergüenza)   

Que me alegra haberte cruzado
que me gusta ver y tocar tu piel
y también
cómo disimulás todo lo que sabés
y cómo yo simulo que no lo sé. 

Y que te pido perdón 
porque se que te incomoda
que te diga lo mucho que me gustás  
y todo lo bien que me lo hacés pasar.

Pero resulta que me parece injusto
guardarme sólo para mí
y no hacerte saber
las razones de tu lindura
y sus consecuencias en mí






viernes, 22 de julio de 2016

Quiero irme
para tener ganas de volver.

sábado, 9 de julio de 2016

El amor, a veces, es como un mandala. 
La primera vez que lo ves pensás que puede estar bueno
y arrancás sin pensarlo dos veces. 
Pero llegando a la mitad te cansás
o te arrepentís
y pensás que nunca tendrías que haberlo empezado.
Pero seguís
porque dejarlo a la mitad no te deja dormir en paz,
y empezás a repetir colores
porque ya ni tenés ganas de buscar otros.
Con suerte lo terminás 
y si te gusta como quedó 
lo ponés en un cuadrito 
lo colgás en la pared de tu habitación
y te queda un lindo recuerdo.

(Y cuando no, lo hacés un bollito, lo tirás a la basura y te olvidás que existió)