Busquemos entre nuestras soledades,
a través de los besos que no nos dimos
y las caricias que preferimos ahorrar.
Buceemos entre las aguas de nuestro orgullo
de nuestro egoísmo
de nuestra mentira frialdad.
Lloremos frente a nuestros cuerpos perfectos
nuestras almas desnudas,
seres profundamente maltrechos.
Así quizás
un día,
quizás
buscando, buceando y llorando
yo te pueda alcanzar.
Y ya no voy a llorar
o ahorrar caricias
o fingir besos.
Pero si nos encontramos
y ya no hay caricias
ni besos
que me puedan salvar
Entonces será el momento de escapar.
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