domingo, 23 de abril de 2017

Hubo una vez en que te pusiste una máscara y ya no te la pudiste sacar más. ¿Cuándo fue? ¿Te acordás?
¿Y ahora, detrás de todo eso que hay? ¿Hay risas, abrazos, felicidad? ¿Hay dolor, angustia, soledad?
¿Quién sos? ¿Quién querés ser? ¿Te lo preguntaste alguna vez?
Las preguntas te carcomen. Te enredan, te confunden, te obligan al silencio. Y no hay peor silencio que el que te obliga a gritar. Pero gritás y nadie te escucha porque hubo una vez en que te pusiste una máscara y ya no te la pudiste sacar más.
¿Qué escondes? ¿Caricias que no diste por miedo? ¿Bailes que no danzaste por vergüenza? ¿Abrazos que no diste por no confiar?
¿Qué ven tus ojos? ¿Qué imagen te devuelve el espejo? ¿La ves?
Esa sonrisa desfachatada, esos pómulos marcados, esos huecos a los lados de tu boca que solo aparecen cuando reís. ¿Acaso no era la hermosura de tu simpleza?
De qué te sirvió la profundidad si nunca hubo un mar donde bucear.
De qué te sirvió el misterio, si la respuesta sólo demostró tu corbadía.
De qué te sirvieron los sueños y las utopías si tu coherencia nunca tuvo lugar.
De qué te sirvió el calor de los abrazos, si tu corazón nunca aprendió a sangrar.
¿Dónde quedaron la belleza de tus actos, la tenacidad de tus ganas?
Y estas palabras que siguen recorriendo túneles sin salida, buscando respuestas que nunca van a llegar.
Una vez citaste a Cortázar porque realmente creías que unx no elige de quien se enamora. ¿De qué te sirvió hablar de amor? ¿Y cómo no ver tu hipocresía?
Si vos no sabés lo que es el amor.
Ni siquiera lo merecés.
¿Qué esperás? ¿Qué deseas?
Si vos no sabés lo que es la libertad.
Ni siquiera la merecés.


Hubo una vez en que te pusiste una máscara y ya no te la pudiste sacar más.
(Que garrón para vos

No hay comentarios:

Publicar un comentario