domingo, 23 de diciembre de 2012

Qhispikay

Por ella se desvelan 
hasta las almas más oscuras e inalterables.
Por ella hablan hasta lo más miedosos
los incomprendidos
los locos
los que siempre estuvieron ahí.
Por ella se silencian 
a los que luchan, 
y se obliga a olvidar a los que lucharon. 
Es el fuego que quema y arde
y enloquece a quienes no 
la pueden tener.
Es el tormento de quienes pretenden dibujar sonrisas
atar cadenas, cerrar puertas
y destrozar los sueños 
de quienes nunca se conformaron ni se conformarán. 
Es el grito de lucha de quienes no compraron
historias nefastas
guerras que no fueron
y una paz que nunca existió.
Es la utopía de quienes sin bajar los brazos,
sin vender promesas que después no van a cumplir
y sin traicionar ideales
saben de un mundo nuevo
capaz de vencer las banalidades de nuestra mente,
escupir sobre el individualismo,
llorar por los que no están 
y luchar por la memoria de lo que todavía no fue.
Es la sangre de quienes aun no callan,
gritan
y sueltan verdades
como armas sin filo
como bombas a punto de explotar.
Es la voz de las mujeres
que no aceptan mandatos ni órdenes
que no visten adornos ni reflejos
del circo de cuerpos expuestos
para el clamor de los que se regocijan
con la opresión ajena.
Es el motor eterno de los pueblos,
de los que han sido y de los que serán,
de los que reivindican a los que no se ven;
los que no salen en la televisión
ni en las radios, ni en los diarios
ni en la agenda de ningún funcionario.
Es la memoria de aquellos que sabiendo un pasado mejor
no aceptan mentiras ocultas o verdades a medias.
Es el dolor de quienes han visto destrozar sus tierras
aniquilar a sus familias
desaparecer a sus pueblos.
Es el arma que llevan 
los que no se bancan la hipocresía
el ultraje, el horror.
De los que aún se conmueven con las injusticias
y sonríen cuando hay que sonreír. 
Es el poder de los que todavía creen
porque creer es más fuerte y hace más estragos
que cualquier acto cometido con frialdad. 
Es la mejor mentira de quienes opinan
que el mundo no debe ser cambiado,
esos que se quedan ciegos y sordos
cuando algo anda mal.
Es el deseo de vivir de todos aquellos que hoy
aún cansados
derrotados
y perdidos 
nos van enseñando
día a día
minuto a minuto
que la verdadera victoria
es la libertad. 

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